Entrevistamos a D. Luis del Olmo Pérez, director general de Biodiversidad y Recursos Naturales de la Consejería de Medio Ambiente, Ordenación del Territorio y Sostenibilidad de la Comunidad de Madrid.
Aficionado a la naturaleza desde que tiene uso de razón y comprometido con su cuidado desde casi sus primeros pasos que adquirió una especial vinculación con la Sierra de Madrid, ha promovido la defensa del mundo rural desde su actividad como diputado adscrito a la Sierra Norte y vecino de esta, así como la promoción y desarrollo endógeno de la Sierra de Guadarrama. Promotor también del estudio sobre el conocimiento y defensa de las actividades tradicionales como la caza y la pesca sostenibles, la ornitología o la herpetología habiendo colaborado con socios de AHE en la realización de acciones para la protección de la fauna.
Participó activamente en el impulso y los trabajos preliminares para los inicios de los trabajos para la declaración de la Sierra de Guadarrama como Parque Nacional, la propuesta madrileña de Red Natura 2000 o la implantación de la Directiva de Envases en la Comunidad de Madrid.
En la siguiente entrevista vamos a conocer un poco más sobre su persona y los avances en materia de medio ambiente y biodiversidad que se han llevado a cabo desde la Consejería que dirige.
¿Cuál ha sido la aportación de la Consejería al desarrollo de la Reserva de la Biosfera Sierra del Rincón y su entorno?
— Siempre he tenido una especial vinculación con la Sierra de Madrid. Viene de mi crianza. Respecto a mi acercamiento a la Sierra del Rincón fue en una etapa más madura porque considero que es una sierra inhóspita para el madrileño. Fue como primer jefe de gabinete del primer consejero del medio ambiente, en el año 95 con Alberto Ruiz Gallardón, cuando pisé esas tierras y empecé a conocer sus necesidades. En seguida quise hacer cosas con los alcaldes de allí y nos pusimos a trabajar sobre todo en la promoción ambiental del lugar. He hecho lo posible por divulgar la Sierra del Rincón y darle un armazón de desarrollo sostenible. Desde hace años la Sierra Norte ya era conocida incluso por programas de televisión.
¿Cuál ha sido el impacto de la gestión de la Reserva en los pueblos aledaños y en su población: Hiruela, Horcajuelo de la Sierra, Montejo de la Sierra, Prádena del Rincón, Puebla de la Sierra y Madarcos?
— Mis amigos de la Reserva tienen cerca de 90 años… es una generación con un conocimiento y un saber increíble. No hay un recambio para estas personas. Los hijos de éstos están más cómodos en Madrid y tan sólo unos pocos se han quedado a vivir allí pero no es lo normal. Lo que está dando vida a la Sierra del Rincón realmente es el turismo de fin de semana, pero al desaparecer la forma de vida tradicional, el cómo trabajan los huertos, ya no es lo que era y se está perdiendo esa biodiversidad, esa fauna y flora y es una pena… esto es un fenómeno que está ocurriendo en toda España. No obstante, los alcaldes de estos pueblos tienen sus iniciativas para seguir trabajando en la promoción de sus tierras. Trabajan para enseñar técnicas de pastoreo y de formación ambiental para que de esta forma las estructuras se mantengan ya que las labores del campo son duras pero la ganadería es potente. Lo que no vamos a encontrar es un sistema de oferta de viviendas porque es una zona que no se puede desarrollar.
Debido al confinamiento perimetral de la Comunidad de Madrid, la sierra y los pueblos aledaños se han descubierto un poco más y en algunos casos se han visto saturados…
— Cierto. Ha habido fines de semana que ha sido realmente exagerada la concentración de motos en plazas, accesos a puertos, en cotos… sin embargo, de forma habitual “el urbanita” no se expande tanto; se acerca al área recreativa pero no capilariza todo el monte. La parte positiva de esto es que las especies salvajes se han reproducido más porque en el campo ha habido más tranquilidad.
Ahora que habla de especies… Hay cada vez más especies invasoras que acaban con las nuestras. ¿Qué actuaciones llevan a cabo al respecto?
— Sí, la reproducción de especies invasoras es algo que te encuentras desde hace veinte años, pero es verdad que con el confinamiento y la relajación del hombre aparecen más. Se ha visto sobre todo con los jabalíes en Plaza de Castilla y, a veces, te encuentras incluso que colonias de cotorras no dejan que los niños vayan a clase. Esto nos ha costado tiempo, formación, investigación y el diseño de medidas de captura dependiendo de cada especie. En nuestra sierra hablamos del cangrejo rojo, del mapache, de libélulas… para controlarlas siempre nos apoyamos de patrullas profesionales y unidades veteranas de la Dirección General de la Consejería que están formadas y vinculadas al conocimiento que ha disfrutado el monte. Tenemos en nuestras filas gente incluso que se ha formado en el módulo de Forestales en GSD. Interpretar la naturaleza está bien desde el punto académico pero la realidad hay que gestionarla desde el monte. Esa gente tiene mucho valor.
Volviendo al confinamiento y por ende al teletrabajo en la mayoría de los casos. ¿Ha habido como consecuencia una reducción en las emisiones?
— Madrid es una ciudad que tiene una red de calidad de aire de primera categoría y en este sentido estamos siendo muy exigentes. No somos conscientes del esfuerzo y de lo que hemos conseguido en 20 años. Aún recuerdo el hollín que salía de mis ojos cuando iba en moto. Los niveles de partículas de azufre eran horribles. Y dicho esto, está claro que si no salen los coches la calidad del aire ha mejorado infinitamente en los últimos dos años; pero no sólo por el COVID, sino también por la creación de áreas peatonales o el cambio de coches a híbridos, que es un esfuerzo que se está realizando por parte de la sociedad.
Pasemos al ámbito de la educación. Para promover el respeto al medio ambiente y el ocio saludable, en GSD se apuesta por el aula en la naturaleza. En concreto, GSD El Escorial cuenta con un jardín pedagógico, un espacio al aire libre donde se pone en práctica lo que aprenden los alumnos dentro de clase a través de los libros. ¿podría implantarse este modelo de educación en centros educativos de entornos rurales?
— Acercarse a la naturaleza es lo que habría que hacer cada día. La naturaleza es esencial para la educación de los niños. Yo he tenido la suerte de haberlo hecho desde pequeño. Esa libertad que teníamos antes, esa espontaneidad de salir al campo parece que la hayamos perdido. Mi objetivo es conseguir acercar la naturaleza a las ciudades y ciudadanos. De ahí nace mi proyecto Arco Verde. Mi idea es conectar 25 municipios de la Comunidad de Madrid con los tres grandes parques regionales a través de la red de vías pecuarias y otros caminos y senderos, para crear un gran corredor verde que rodeará Madrid y los municipios de su área metropolitana.
¿Cómo pueden contribuir los centros educativos para revitalizar la actividad en entornos rurales evitando la despoblación?
— Donde hay un cole hay niños y, por tanto, es garantía para evitar la despoblación. A mí me gustaría que se trabajara sobre todo en perfiles vocacionales que tengan que ver con el territorio y en concordancia con la Sierra. Que los niños que viven en la Sierra tengan un conocimiento especializado y una formación sobre la misma.
Estamos viviendo un momento histórico con el encarecimiento de la energía. ¿Se están buscando fuentes de energía alternativa para los centros educativos?
— Llevamos tiempo atendiendo esta demanda y seguiremos trabajando en ello con paneles solares, energía geotérmica o fotovoltaica.
Terminamos la entrevista con un doble agradecimiento. De él hacía GSD por la educación medioambiental que damos en nuestros centros, y de GSD hacia él por su tiempo y amabilidad; por dejarnos conocer de él lo que no todo el mundo sabe: que además de ser un hombre comprometido con la naturaleza y la educación ambiental, es padre de un niño al que le encanta enseñarle el campo; un ilusionado con ver zonas verdes en la ciudad, y un hombre que pasea la Sierra madrileña y la descubre cada día porque la admira y la cuida para sacar lo mejor de ella.