Seguridad en las instalaciones de las zonas recreativas de la escuela infantil y espacios deportivos
Las instalaciones de las zonas de juegos de la escuela infantil y los espacios deportivos de los colegios GSD cuentan con las mejores garantías, cumpliendo con rigor la normativa europea vigente. La supervisión de las inspecciones corre a cargo del Departamento de Proyectos. El objetivo es mantener el nivel de seguridad óptimo para toda la Comunidad Educativa, que utiliza diferentes espacios cada día.
Miles de niños de los colegios GSD utilizan a diario las diversas instalaciones deportivas y las zonas de juegos de la escuela infantil del centro. Lugares de esparcimiento y de formación que requieren las mejores garantías en materia de seguridad. En GSD observamos cada detalle y aplicamos la mayor certificación de calidad para prevenir los riesgos existentes para todo tipo de usuarios de nuestros centros.
La revisión se realiza cada año, durante los meses de verano, en todos los colegios GSD.
Un trabajo exhaustivo con pruebas muy rigurosas donde se somete a los aparatos a los esfuerzos máximos y se escudriñan las distintas sujeciones, los ganchos y todo tipo de material con el fin constante de minimizar posibles incidencias cotidianas.
La Entidad Nacional de Acreditación (ENAC) supervisa la validez de las certificadoras. En el caso de nuestros centros, la inspección corre a cargo de Ases XXI (www.ases21.es), una de las primeras empresas españolas que se acreditaron para revisar las instalaciones deportivas y de parques infantiles.
Tras la emotiva y dinámica imagen de las áreas de la escuela infantil hay mucho trabajo en cuanto al control de calidad de las instalaciones. Se cuida tanto la certificación de los distintos juguetes como los diferentes elementos del entorno, como si fuese un parque urbano. La regulación no solo se dirige al propio aparato lúdico, sino también a su colocación e incluso al acolchado y tipo de suelo donde juegan los niños y niñas de GSD. No vale cualquier material. Cada objeto debe cumplir su propia normativa. El objetivo: evitar cualquier problema. También se valoran a fondo los toldos o el techado para proteger a los más pequeños del sol y se calcula la temperatura que puede alcanzar este espacio lúdico infantil en épocas de mucho calor.
El deporte es un verdadero espectáculo y un motor de valores. Tras la emoción de cada partido, de nuevo, reina la seguridad. Las porterías son los principales elementos de certificación en un campo de fútbol, así como aquellos objetos colindantes. Se inspeccionan los postes, la red, las sujeciones y enganches, el óxido propio del desgaste de los materiales o la distancia entre el terreno de juego y las gradas, las paredes o el vallado.
¿Sabías que se tarda toda una jornada solamente en revisar un polideportivo? En este caso, se contemplan con detenimiento las canastas colgantes y las canastas fijas, las espalderas, las cuerdas para trepar, las porterías fijas de fútbol-sala, los trampolines, las colchonetas y todos los elementos que puedan suponer un riesgo. Por ver un ejemplo práctico, si nos fijamos en el poste de las canastas, se aprecia que está recubierto por una lona acolchada para aminorar riesgos por impacto. Incluso se revisten los postes cercanos a las canchas, no solo el pilar de la canasta.
Toda la maquinaria deportiva de nuestros colegios cuenta con certificación y los informes de inspección incluyen todo tipo de detalles y gráficos. Las pruebas de control de calidad son extremas, con un tractor con dinamómetro que no deja lugar a dudas ante posibles incidencias en las infraestructuras más pesadas.
Un gimnasio puede suponer otro factor de riesgo. La inspección comprueba todos los equipos, los bancos donde se realizan los ejercicios, las máquinas multiusos de la sala, las espalderas, las poleas y correas de los elementos existentes, el buen funcionamiento de cada aparato y, en general, la validez de los equipos fijos.
Un plan coordinado para controlar la calidad de las diversas instalaciones.
De nuevo, la finalidad es garantizar la seguridad de todos los usuarios. Un esfuerzo que se lleva haciendo desde el inicio de las certificaciones, hace ya más de tres lustros. Un plan coordinado para controlar la calidad de las diversas instalaciones que se desarrolla en dos pasos: primero, con una compra óptima del material certificado; y, luego, reparando lo que haga falta y cumpliendo siempre con las inspecciones.