Cuando hablamos de rutinas hacemos referencia a un conjunto de actividades que realizamos a lo largo de nuestras jornadas en el centro, de una manera regular. Con ellas buscamos fijar unas pautas que organicen, de alguna manera, el aprendizaje de nuestros alumnos.
Las actividades diarias que realizamos en el aula se desarrollan en un horario ya establecido y están adaptadas a su edad. Les ayudan a organizarse, a saber qué esperar en cada momento y convierten su entorno en un lugar seguro.
Además, les facilitan el aprendizaje y la adquisición de hábitos. Por ejemplo, lavarse las manos o quitarse y ponerse el abrigo. De este modo se logra que sean cada día más autónomos.
Pero las rutinas no sólo deben estar establecidas en el aula. Una buena y coordinada relación entre la familia y la escuela es fundamental para el bienestar y la educación de los niños y niñas.
Desde casa se pueden trabajar rutinas relacionadas con la alimentación, higiene y sueño…no olvidemos que imitarán todo lo que vean que hacen los adultos, con lo cual sin saberlo les estamos dando patrones. Aprovechemos pues, estos momentos ofreciéndoles la oportunidad de crear nuevos hábitos.
Las rutinas que creamos en nuestras aulas son completamente necesarias para el buen funcionamiento de la misma, sin ellas sería imposible poder trabajar de forma ordenada y adquirir los conocimientos que pretendemos asimilar.