Me pide Juanjo, quien fue mi primer director del Colegio GSD Vallecas, que al cumplir años el Cole de El Escorial pudiera escribir unas breves líneas sobre mi etapa en tan dulce pasado.
Quiero recordar que me nombraron director del Colegio de Guadarrama porque lo había sido de otro Cole en Villalba y conocía la zona …
La diosa Fortuna me vino a ver y sin menospreciar a nadie y a nada, me sugirió Carlos de la Higuera que mi sitio estaba en El Escorial…, y ¡qué inmenso orgullo fue además sustituir a un gran amigo, a un inmenso profesional y mejor persona, Ángel Algaba!
Con un buen y experto equipo directivo, un claustro muy preparado con ganas de trabajar, un personal de servicios colaborando cada uno en su parcela para que nuestra tarea fuera más cómoda, empezó la aventura.
La tarea estaba clara: éramos los mejores y teníamos que ponerlo en práctica
Las familias debían ser miembros activos de esta Comunidad Educativa, el Colegio se volcó en hacerles comprender que ésta era su casa y que tanto ellos como nosotros queríamos lo mejor para sus hijos. ¡Nos interesaba llevarnos bien!
A las nuevas familias les enseñábamos el Colegio y yo, intencionadamente, les subía por una escalera por la que brillaba la luz, muy cerca del agua clara del pantano, con la sierra al fondo, un paraíso natural…, y aprovechaba para explicarles que era el reflejo de nuestro Proyecto Educativo: Claro, Luminoso, Ecológico, Participativo, Transparente …, donde nos importaba mucho el saber hacer, pero también el saber Ser.
Los alumnos también aprendieron que lo mejor era venir al Colegio para aprender y también para disfrutar y que todo el personal del Colegio estaba a su disposición, eso sí, cada uno en su sitio, respetándonos mutuamente.
No quiero que se me olvide el Consejo Escolar; qué colaboración más ejemplar y qué armonía entre todos los componentes de este y la Dirección del Colegio.
Podría relatar muchas experiencias vividas, pero me quedo con una: en una reunión de delegados de ESO y Bachillerato propusimos que ese día anterior a las vacaciones de Navidad, donde el alumnado se marchaba a Madrid y/o participaba en algún que otro botellón, el poder realizar una Fiesta de Fin de Año, poniendo las mejores instalaciones a su disposición, con aperitivos y bebidas no alcohólicas que pondría el Colegio para su uso y disfrute gratuitamente. El éxito fue impresionante, las alumnas con sus mejores galas y sus compañeros con traje y corbata… Fue muy difícil despedirlos para que se fueran a su casa después de comernos las uvas.
En definitiva, viví cuatro años feliz con mi profesión, entusiasmamos a muchas Familias, ejercimos el orgullo de ser Docente y respetamos a todo el mundo, porque un Colegio funciona cuando es tarea de Todos.
Personalmente, sin despreciar otras etapas de mi carrera profesional, fue la experiencia educativa donde más Feliz fui, conservo muchos contactos y recibo todavía muestras de agradecimiento y cariño.
Feliz Cumpleaños.