Jugar y descubrir el mundo puede conllevar pequeños accidentes, heridas o rasguños más o menos aparatosos, pero saber cómo actuar puede ser decisivo para cambiar el pronóstico de una situación. Junto con el Gabinete Médico de los colegios GSD, hemos preparado algunos consejos para que los más pequeños aprendan cómo reaccionar ante una emergencia.
Proteger
Antes de nada, mira si hay algún peligro y, en ese caso, ponte en un lugar seguro y protege a otras personas. Por ejemplo, si alguien se ha quemado con una sartén en el fuego, apaga la cocina y retira la sartén de forma que no pueda caerse por accidente.
Avisar
Esperamos que nunca sea necesario pero, ante un accidente grave o una enfermedad repentina, si no hay un adulto al que puedas pedir ayuda como un familiar o un vecino, es necesario llamar a urgencias rápidamente.
Busca un teléfono desde el que llamar a emergencias. La mayoría de los teléfonos móviles disponen de un acceso fácil al 112. Pide a tus familiares que te enseñen a buscarlo.
Memoriza el número de emergencias, es muy fácil 112. Puedes utilizar varios trucos:
Aprende la dirección y el teléfono de tu casa o de otros lugares donde suelas estar, como la casa de los abuelos.
Contesta a lo que te pregunte la persona que te atienda el teléfono y no cuelgues hasta que no te digan que puedes hacerlo.
Socorrer
Puedes aprender a valorar si la persona que sufre un accidente parece más o menos grave. Primero arrodíllate a la altura de sus hombros y pregúntale si se encuentra bien en voz alta; si te responde, déjala en el sitio donde se encuentra y ve mirando qué le ocurre: si sangra, si tiene algún golpe, si le duele…
Si no reacciona cuando le hablas, al tocarla o, por ejemplo darle un pellizco suave, probablemente la persona está inconsciente. Entonces mira si respira normalmente, colocando tu oreja cerca de su nariz. Debes oír, ver y sentir su respiración.
Si respira de forma normal debes colocar a la persona en posición lateral de seguridad, llamar al 112 si aun no lo has hecho y estar atento para comprobar que sigue respirando.
Si no respira normalmente, debes iniciar una maniobra de reanimación cardiopulmonar.
Reanimación cardiopulmonar (RCP)
1 Con la persona tumbada boca arriba, abrimos su boca sujetando su frente con una mano y abriendo con la otra la barbilla para evitar que la lengua impida el paso de aire.
2 Colocamos las manos entrelazadas
3 Presionamos el centro del pecho con fuerza al ritmo de canciones como Baby Shark o Bob Esponja.
4 Tras 30 presiones en el pecho, tapa su nariz e insufla aire dos veces por su boca. Si el aire no entra asegúrate de que la boca de la víctima está bien abierta.
5 Sigue alternando 30 presiones, dos insuflaciones, ya sabes, al ritmo de Baby Shark, hasta que la persona comience a respirar por sí misma o llegue ayuda especializada.
La mayoría de los accidentes no son graves, lo más habitual es que se produzcan lesiones leves, pero saber cómo actuar evita que por error podamos complicar una situación.
Caídas y golpes
Lo más importante, si tras una caída la persona tiene un dolor muy fuerte y alguna zona se ve deformada, no la fuerces a ponerse de pie o moverse si no puede hacerlo por sí misma.
Mantén en reposo la zona afectada, ponle frío sin moverla (hielo envuelto en una tela limpia) y pide ayuda a un adulto o, si lo consideras necesario, llama al 112.
Si después de un golpe en la cabeza la persona sangra por el oído, vomita o pierde el conocimiento, llama urgentemente al 112.
Caso especial: Rotura de un diente
Si un diente se sale completamente de su sitio intenta meterlo de nuevo en su hueco, tocándolo lo menos posible. No toques nunca la raíz (cógelo siempre por la parte visible del diente).
En caso de que no puedas colocarlo fácilmente, nunca lo metas en agua, consérvalo en leche o en suero fisiológico y acude urgentemente al dentista.
Cortes y heridas
Antes de curar una herida siempre debes lavarte las manos con agua y jabón. A continuación, lava bien la herida con agua o suero fisiológico echando un chorro para arrastrar la suciedad.
Cuando esté limpia, desinfecta con povidona yodada (ej. Betadine) o clorhexidrina (ej. Cristalmina). Puedes aplicarlo con espray o con una gasa estéril. Tapa la herida con una gasa estéril y sujétala con esparadrapo o una venda.
Nunca utilices alcohol ni algodón para limpiar una herida.
No apliques pomadas o cremas.
Nunca extraigas un objeto grande que esté clavado en una herida, puede estar haciendo tapón e impidiendo que salga mucha sangre. Si esto ocurre, debes inmovilizarlo y pedir ayuda.
Hemorragias
La pérdida de sangre asusta mucho, así que lo más importante es mantener la calma y tranquilizar a la persona herida. Siéntala o túmbala en un sillón o en el suelo porque podría marearse.
Localiza la herida, cúbrela con gasas o con una tela limpia y apriétala fuerte. Si tienes un botiquín con un vendaje compresivo a mano, la presión funcionará mejor.
Si las gasas o las telas se empapan de sangre no las quites, añade más encima, continúa apretando y pide ayuda médica.
Quemaduras
Lo primero es alejar lo que ha producido la quemadura (si es una sartén hay que apagar el fuego y taparla, si es una plancha, desenchufarla…).
Enfría la zona de la quemadura echando un chorro suave de agua fría durante 10 o 15 minutos.
Si sigue doliendo y aparecen ampollas, la zona afectada tiene el aspecto de estar carbonizada o la quemadura es más grande que la palma de la mano de la víctima, hay que acudir rápidamente al médico.
Casos especiales
Ropa ardiendo
Si la quemadura se produce porque la ropa se ha prendido fuego, hay que impedir que la persona corra, porque esto avivaría las llamas. Hay que envolver a la persona con una ropa grande y gruesa como una manta, una toalla grande o un abrigo, o tirarla al suelo y hacerla rodar por él (hacer la croqueta).
Cuando estés seguro de que el fuego está apagado, enfría a la persona con agua fresca y envuélvela en una tela limpia grande (como una sábana). Nunca le quites la ropa que esté pegada a la piel y llama al 112.
Quemaduras con productos químicos (lejía, aguarrás, sosa, ácido…)
Retira la ropa con cuidado de no salpicarte o quemarte tú mismo o producir más quemaduras a la víctima y lava a la persona afectada con abundante agua (por ejemplo en la ducha) durante 15 minutos.
Electricidad
Nunca toques a la persona hasta haber desconectado la electricidad. Si puedes desconecta la red general. Si no te resulta posible hacerlo, aparta a la persona con un palo (como una escoba con el palo de madera o plástico) o una toalla seca.
Ten cuidado si hay agua en el suelo porque el agua conduce la electricidad y podrías electrocutarte tú mismo. ¡No la pises!.
Llama al 112 y si la persona no respira inicia la reanimación cardiopulmonar.
El botiquín de primeros auxilios
Debe estar en algún lugar accesible de la casa y conocido por todos, pero fuera del alcance de los niños pequeños. Lo más adecuado es una caja cerrada y que sea fácil de transportar.
Puedes descargar un manual de primeros auxilios elaborado por pediatras aquí