El agua es nuestro elemento. Antes de nacer ya estamos sumergidos en líquidos, y eso nos recuerda la célebre frase de Fouace (1985) “nadar antes de andar”. Según la Asociación Española de Pediatría, el contacto con el agua es una de las formas más efectivas de estimulación temprana para el bebé además de un importante seguro de vida.
En los colegios GSD, el proyecto de natación tiene un pilar básico: la autonomía de los alumnos en la piscina; y no sólo dentro del agua, sino en el respeto a las normas, el cuidado del material y en el cambio de ropa en los vestuarios. Para ello, trabajamos rutinas dentro y fuera del agua mediante las que los alumnos no sistematizan, sino que entienden y comprenden las normas.
En Infantil
La natación empieza en nivel 3 con una sesión semanal de media hora. Se comienza siempre en una piscina menos profunda y se da la mayor importancia a realizar juegos que favorezcan la familiarización en el agua y la autonomía en cuanto a entradas y salidas por el bordillo y escaleras de la piscina, así como en el vestuario.
Los primeros ejercicios de desplazamiento se hacen de tal forma que el alumno adquiera cada vez mayor soltura, utilizando diversos materiales auxiliares como churros o colchonetas de distintas formas y tamaños.
A medida que adquieren más confianza, se empieza poco a poco a trabajar en la piscina profunda, con material auxiliar en la mayor parte de los casos. Normalmente se trabaja mediante juegos significativos para los alumnos en los que tengan que desempeñar una función y, siempre que se puede, a través del aprendizaje cooperativo. Debemos decir que no se nace con el miedo, sino que el miedo es adquirido a través de experiencias vividas o transmitidas.
En nivel 4, durante el año, se trabaja una sesión semanal de 30 minutos pero, en este caso, se trabaja más a menudo buscando desplazamientos en los que no tengan el apoyo del suelo.
El aprendizaje es totalmente personalizado, prestando la mayor atención a las necesidades y situaciones de cada uno de los niños; no todos han tenido las mismas experiencias previas en un entorno acuático, ni tienen las mismas destrezas. Se trabajan más las pequeñas inmersiones y entradas al agua a través de pequeños saltos (o más grandes, dependiendo del alumno), y también se trabajan distintas flotaciones con y sin material auxiliar.
En nivel 5, tienen una sesión semanal de media hora, y con ellos se empieza a trabajar con menos material auxiliar, pero siendo siempre un elemento importante en los juegos. Suelen trabajar desplazamientos, sin prestar atención al estilo, pero incitando a los alumnos a trabajar metiendo la cara poco a poco en el agua e iniciarse en la respiración.
Tanto los juegos en piscina profunda como en no profunda deben tener siempre un altísimo componente de diversión y significado para los niños. Si no es divertido y carece de sentido en su mundo infantil, el aprendizaje de la natación se convierte en una obligación poco gratificante.
En Primaria
En el caso de Primaria, el principal objetivo es que los alumnos se sientan cómodos en el agua, que sean capaces de demostrar distintas habilidades en el medio acuático y que adquieran gusto por la actividad; de esta forma los alumnos utilizan lo que han podido aprender en su vida fuera del ámbito escolar, durante toda su vida y como un hábito de vida saludable.
Se trabaja en cada curso saltos, desplazamientos, giros, flotación y buceo. aportando un plus de dificultad, y realizándolos, además, a través de juegos, circuitos, ámbitos de aprendizaje y ejercicios más analíticos sin especializarles en los distintos estilos de natación. A parte de todo esto, es fundamental respetar los tiempos de cada alumno, sin presionarles ni proponerles retos imposibles.
Recomendaciones en verano y en familia:
Después de hacer un repaso de cómo se trabaja la natación en los colegios GSD tanto en Infantil como en Primaria, queremos ofreceros algunas recomendaciones para que, durante el verano, podamos reforzar aquellas habilidades que los alumnos han aprendido durante el curso y que puedan seguir desarrollando tanto en la piscina como en la playa con la ayuda de sus familiares de una forma fácil y divertida.
Desde el Club de Natación de GSD, la premisa fundamental a tener en cuenta es el disfrute con el medio acuático.
Con los alumnos de la Escuela Infantil lo esencial es jugar con ellos. Podemos jugar con saltos (hasta donde se vean capaces), dejar que el agua les moje la cabeza y hagan pequeñas inmersiones; nos van a sorprender si les dejamos.
Material imprescindible: churro, con algunos niños que no sean demasiado pequeñitos. Se puede utilizar flotación en la cintura; les ayuda a desplazarse y saltar, sin estar pendientes de que no se les escape el churro.
Con alumnos de Primaria, es fundamental que no sientan que les estamos dando una clase de natación; nuestro papel como familia es divertirnos con nuestros hijos y hacer que se diviertan.
Como con los alumnos de infantil, debemos incitarles a saltar de distintas formas, cuando son pequeños, vernos a los adultos hacerlo les ayuda, cuando son mayores. Buceos, juegos debajo del agua (recoger objetos, descifrar palabras…) les ayuda a mantener las inmersiones como algo divertido. Una vez más, el churro es el gran aliado en la piscina.
Con cualquier edad es de suma importancia tener en cuenta que:
No debemos trasladarles miedos a los niños: el agua no es peligrosa por sí misma, y si notan inseguridad en nosotros (y son auténticos detectores de inseguridades en sus familias) adquirirán nuestros miedos, pero siempre debemos tener prudencia; en cualquier superficie acuática puede haber accidentes, incluso en unos centímetros de profundidad. Los niños deben estar SIEMPRE supervisados por su familia. Los socorristas están para controlar que las normas se cumplan y actuar en caso de accidente.
Algunos trucos que pueden ayudar:
Que vea a otros niños jugando en el agua, enseñarle el material que le va a ayudar a mantenerse a flote (churros, tablas…) y explicarle que siempre estará acompañado por nosotros.
Pedirle que lance juguetes al agua para que observe como flotan o iniciarse con juegos fuera de la piscina como regarse con una manguera o jugar de agua.
Cuando se sienta más seguro, animarle a que se bañe en la parte menos profunda de la piscina. Meterse con él en el agua y mientras se le sujeta por debajo de las axilas pedirle que vaya moviendo piernas y brazos.
Poco a poco el niño irá percibiendo las diferencias del peso corporal dentro y fuera del agua, cómo mantener el equilibrio, cómo respirar…
Si aun así el niño sigue demostrando temor o llora, lo mejor es hacer una pausa y volver a intentarlo en otro momento.
Siempre pendientes
Aunque el niño ya sepa nadar o le veamos seguro en el agua, nunca hay que confiarse. Conviene que le inculquemos ciertas reglas de seguridad como no meterse en el agua sin haber avisado antes a un adulto, no tirarse de cabeza sin supervisión, bañarse siempre en las zonas delimitadas y nunca con bandera roja en la playa, así como no correr ni jugar en los bordillos para evitar accidentes.
Los niños son seres curiosos, inquietos y enérgicos; y si hay una actividad que puede enriquecerlos es la natación, pues al ser tan exigente, incrementa su concentración, estimula su disciplina, refuerza su autonomía y le ayuda a estar más relajado. En GSD tenemos muy claro los beneficios de este deporte para vuestros hijos y por eso queremos que sigan desarrollando lo aprendido este curso disfrutando de ellos con estos juegos estas vacaciones.