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Alumni GSD

Alumni GSD: Fueron primero alumnos, algunos de ellos cuando GSD era solo Gredos, y vivieron diferentes momentos, pero con una experiencia común: todos ellos volvieron para quedarse. Han compartido sus historias, que son parte de la historia de GSD y el especial punto de vista de trabajar en el mismo colegio donde estudiaron.

1. Encarnación López

Encarni

Ambas soy yo. De hecho, la yo de ahora parece ser la evolución Pokémon de la más joven. La primera fue alumna del colegio Centro Cultural Gredos, la otra es la profe de inglés de GSD Las Rozas en la última orla de Bachillerato. Mi cole estaba en la Plaza Vieja del Puente de Vallecas en la década de los 80, los profes conocían a tus padres, a tus tíos, dónde trabajaban ¡como para hacer pellas o suspender un examen! En el cole los profes nos llamaban a todos por el apellido: “Señorita López, ¡el lunes debuta!” y entre nosotros por los motes más crueles imaginables. Conmigo fueron misericordiosos y me apodaron “la abogada”. Sigo sin entender por qué. Ahora me llaman teacher… De hecho, me gusta más que “abogada” o “Señorita López”. Me pregunto cómo se llamará mi segunda evolución Pokémon en unos años.

2. Fernando G. Arroyo

Fernando

Si cierro los ojos por un momento se me vienen recuerdos de cuando empecé allá por el año 1994. Recuerdo a Juan José Ruiz del Corral, mi primer profe de GSD, Don Ángel con sus capones, a Dionisio y su pierna, Nicomedes y su bigote, Don Juan y su filosofía, Geni y el teatro, Javier y sus diapos, Paco Bouzas y su huerto y su generación del 98 ¿o el 27? No olvidaré que comí durante la clase latas de mejillones y aceitunas, o que fui pillado copiando en clase de francés. Ahora soy yo el que vigila exámenes. Me resulta gracioso recordar que llegué a decirle a Carlos de la Higuera por teléfono que me lo tenía que pensar cuando me ofrecieron formar parte de GSD. Seguir disfrutando de este trabajo en este colegio que me ha visto crecer entre sus pasillos me sigue emocionando. Gracias

3. Jorge Manrique

Jorge

Érase una vez en Vallecas, un colegio con medios limitados, pero con un valor humano increíble. Pupitres de madera antigua, nutritivo vaso de leche, las clases de judo en un gimnasio sin mucha ventilación. Pero hay algo que siempre sobrevuela sobre todos los recuerdos: la voz ronca y grave de la maestra que me enseñó a leer: Maribel Santamaria, con su bata blanca, sus tizas en el bolsillo y su cariñosa firmeza. Con paciencia y calma infinitas. Sentada a mi lado me acompañaba en el aprendizaje de la lectura y escritura, que años después me haría comprender e interpretar el mundo en el que vivo. A alguien le escuché decir que uno es de donde ha pasado su infancia y adolescencia, en mi caso es cierto. Solo tengo agradecimiento para mi colegio, al de ayer y al de hoy…

4. María González

María

Cuando has pasado los mejores años de tu vida en el colegio que te ha visto crecer, es muy complicado limitarse a elegir un único recuerdo. Sin embargo, me quedo con la representación de GREASE en 4º de la ESO. Era como estrenar en Broadway, el primer musical en GSD Alcalá, más presión imposible. Las ganas del estreno peleaban con el miedo a equivocarnos. Cuando llegó el día ¡fue mágico! El momento más emotivo tuvo lugar, sin duda, al final del musical, cuando la canción We Go Together comenzó a sonar; los compañeros con los que había pasado toda mi adolescencia cantando a coro “we’ll always be together”, arropados por los aplausos del público, no podía ser más apropiado. Ocho años después me volví a subir a ese mismo escenario para presentarme como nueva profesora de inglés de Secundaria.

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